Frenesí de alimentación en el salón de cabello

Cynthia Carllinni
Tutoría: Raúl Flores

Fundación Cazadores exhibe, del 26 de octubre al 11 de noviembre, Frenesí de alimentación en el salón de cabello, de Cynthia Carllinni, uno de los proyectos ganadores de Impulso Cazadores, el programa que acompaña a artistas en todo el proceso creativo de un proyecto transdisciplinario en desarrollo.

 

Se trata de una instalación performática y docu-serie que se compone como archivo de psicomagia, mitos, supersticiones y desfasajes. Los sábados, en tanto, hay activaciones de la obra, con presencia de la artista.

 

La idea comenzó a gestarse en 2019, a partir del encuentro de la artista con el mobiliario de peluquería heredado de su abuela Elena, una inmigrante gallega poseedora de un local en Villa Urquiza. Carllinni sugiere que ante la experimentación de la vida como fracturada y ya no sostenida por un flujo constante de asociaciones habituales, diferentes fuerzas colisionan para lograr producir sentido del no-sentido. Así, la obra explora elementos del grotesco criollo desplegados en un mundo especulativo de ciencia ficción.

 

Como parte del premio, las y los artistas ganadores del Programa Impulso cuentan con el seguimiento de tutores-artistas que fueron invitados contemplando las características de cada proyecto seleccionado, así como la posible sintonía entre ambos, de manera que el proceso pueda nutrirse de ese encuentro, para pensar, problematizar y potenciar distintos aspectos de las facetas técnicas, artísticas, conceptuales y políticas que puedan surgir. En el caso de Frenesí de alimentación en el salón de cabello, la tutoría estuvo a cargo de Raúl Flores.

 

“Este acompañamiento permite a las y los artistas desplegar el proyecto y ahondar en los diversos aspectos que comporta; ir en busca de su centro y punto máximo de ebullición artística, a la vez que, contar con que el proceso tendrá un corte transversal en sala, ya que el programa comprende, por parte de Cazadores y los tutores invitados/as, el acompañamiento en esa instancia de producción y montaje en sala”, sostiene Mariana Obersztern, directora del Programa Impulso Cazadores.

 

 

Sobre Cynthia Carllinni

Cynthia Carllinni estudió Bellas Artes en Ruth Prowse School of Art, en Sudáfrica, Filosofía y Letras en UBA, Diseño de Espectáculos en UP y realizó una maestría en Práctica Crítica de Arte Contemporáneo en Royal College of Art en Londres. Entre 2013 y 2018 asistió a Clínica de Obra con Diana Aisenberg.

 

En su obra, Carllinni investiga el fenómeno de la “histéresis» presente en las creencias prácticas del comportamiento humano, dentro de ideas de migración, las no fronteras, los rituales chamánicos, la resistencia, la esperanza, la pausa y la reorganización. Desde este enfoque, intenta comprender la identidad, transitando las complejidades de estas relaciones en nuestra vida diaria como una ‘experiencia collage’.

 

Entre otros proyectos, en los últimos años realizó su solo show Pot-Luck en Dyson Gallery (Londres, 2020); Día cero, en Palacio de las Aguas Corrientes (Buenos Aires, 2021), e integra el colectivo internacional de artistas The Ants Project.

 

 

Texto de sala

 

Los nombres con que Cynthia Carllinni refiere a sus piezas no son azarosos: pareciera que la artista los recolectara directamente de cada pieza como una especie de fruto final listo para ser cosechado. Aunque, también podría ser exactamente al revés y tratarse del origen de todo, como si cada obra hubiera surgido en su cabeza, además de con su textura y con su modo de ser, también con su nombre. 

 

Cotorritas box, o el mismo Frenesí de alimentación en el salón de cabello -que da título a la muestra-, se comportan como un catálogo de posiciones acerca de la materia, una posible hermenéutica de cómo podrían ser pensadas las cosas (siempre); y las palabras, como un instrumental para activarlas, testimoniando sobre la frecuencia mental desde la que fueron concebidas.

En la presente instalación, en la que conviven diversos objetos, con videos y sesiones de corte performático, el espectador podría encontrarse en una visita momentánea a la mente de la artista: un crisol, que reúne sus presentes ocupaciones matéricas y constituye su campo de acción: abuela, cabellos, desarraigos y corrientes eléctricas. Las ideas brotan de la cabeza de Cynthia como una fuente inagotable de circunvalaciones conducidas por unos exóticos y encantadores puntos cardinales. 

Mariana Obersztern

 

 

 

Algo que desde el principio me atrajo mucho de Cynthia fue su formación nómade. Me parecía increíble el hecho de estar trabajando con una artista argentina que se había formado en Sudáfrica y que tenía un doctorado en Londres. Su nomadismo generaba a la vez un montón de conflictos: básicamente, la falta de interlocutores; entonces fue muy satisfactorio para mí convertirme en su interlocutor en Argentina. 

En este proceso de trabajo en el marco de Impulso Cazadores, tuve además el lujo de poder ser tutor de una sola artista. Rara vez ocurre que un artista tenga un tutor sólo para él o, visto desde el otro lado -desde la perspectiva del tutor-, el poder dedicarse a un solo artista es una situación muy especial, que hasta el momento sólo me había sucedido en la Galería María Wonda de Córdoba y ahora en Fundación Cazadores.

Durante la tarea, un problema central en Cynthia y su obra, era el volver a la Argentina y, extrañamente -o no tan extrañamente-, una de las piezas centrales de la muestra se llama “Sesión de desarraigo”. Tuve el enorme privilegio de desarrollar el desarraigo con ella. 

Generalmente, la primera obra de cualquier artista es autobiográfica y, en esta ocasión, que en algún sentido podría ser tomada como la primera obra -por lo menos, la primera después del desarraigo- ocurre algo de esto, ya que la instalación toma a su abuela como figura central. Cuando soy tutor me siento profundamente feliz, porque el artista que más aprende soy yo. 

 

Raúl Flores